Un miedo primordial
EL CINE DE TERROR TODAVIA ES CAPAZ DE DEPARAR SORPRESAS y producir buenas noticias, aunque se traten de hechos aislados. En los últimos tiempos, el género ha originado, casi como si se tratara de movimientos reflejos, productos que se han negado a doblegarse a la medianía de las técnicas blockbuster o a seguir los patrones impuestos por productores y cineastas sin imaginación, más volcados en el beneficio rápido que en el respeto a una categoría cinematográfica que cuenta con una fiel legión de seguidores. Para el amante del buen cine de terror, Oculus: El espejo del mal (Oculus, Michael Flanagan, 2013), It Follows (David Robert Mitchell, 2014), Babadook (en menor medida) o Hereditary (Ari Aster, 2018) han sido como oasis en el desierto. A la lista se suma también Madre oscura.
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