EL CEBO (1958) Ladislao Vajda |
PARECE CASI UN MILAGRO, PERO SUCEDIÓ REALMENTE: en el Festival de Berlín de 1958 se estrenó una película con capital español que, por un instante, convertía al franquismo en un mal sueño indigesto. El régimen ya había pasado por sus etapas más duras de aislamiento, y se encaminaba hacia una mínima apertura, pero aquella película, dirigida por un cineasta húngaro que había sido colaborador de Billy Wilder, desmentía el férreo control moral impuesto por el nacionalcatolicismo. Se titulaba El cebo, trataba sobre un asesino de niñas y no era complaciente. Por esa razón, tuvo recorrido internacional antes que hispánico: el film tardó un año en ser estrenado en España, debidamente censurado.
El cebo había llegado a Berlín impulsado también por sus circunstancias: parte del dinero y de sus intérpretes eran alemanes. La película además se ambientaba –y se rodó– en Suiza, la patria de su guionista, Friedrich Dürrenmatt, un escritor con formación pictórica (como Michael Ende). Tras el estreno del film, Dürrenmatt publicaría una novelización, «La promesa», que alteraba el final y subrayaba los titubeos morales de su protagonista, un comisario de policía (Heinz Rühmann) a punto de trasladarse a Jordania.
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