Gótico juvenil
Después de un largo y agónico proceso de realización y un estreno demorado en varias ocasiones, llega por fin a la cartelera el último ejemplo de cine de superhéroes tal y como lo entendió durante dos décadas 20th Century Fox, antes de que el estudio fuese adquirido por Disney en 2019: Los Nuevos Mutantes que, como subraya su título, es una película sobre mutantes, la especialidad de Fox. En este caso, adolescentes, víctimas por tanto de un angst existencial sublimado en pantalla como terror gótico y sobrenatural.
A ESTA ENÉSIMA APORTACION al boom contemporáneo de superhéroes cinematográficos y televisivos le cabe el dudoso honor de haber quedado atrapada tres años en un limbo de producción. Los Nuevos Mutantes fue planteada por 20th Century Fox como otra entrega de su universo mutante basado en los cómics de la editorial Marvel, aunque no en la línea canónica de X-Men (2000) y sus muchas secuelas sino en el de la heterodoxia representada por Deadpool (2016) y Logan (2017). El coguionista y director de la película, Josh Boone, fan declarado de «Los Nuevos Mutantes» tal y como fueron concebidos para las viñetas por el escritor Chris Claremont y el dibujante Bill Sienkiewicz, tuvo muy claro desde el primer momento que los alevines de Magneto, Jean Grey, Lobezno y demás adultos protagonistas de la saga mutante principal habrían de sublimar su malestar adolescente en una atmósfera de terror gótico y psicológico. El estudio, en cambio, y más tras los fracasos en taquilla de Cuatro Fantásticos (2015) –personajes asimismo de la editorial Marvel explotados por Fox desde lo oscuro– y X-Men: Fénix Oscura (2019), dudaba en cuanto al tono mayor o menor de tenebrismo que debía ofrecer la película, lo que retrasó una y otra vez su estreno.
La entrada en escena de Disney, que adquirió Fox en 2019 y que ostenta hoy por hoy la hegemonía de lo superheroico gracias a los éxitos para todos los públicos de su subsidiaria Marvel Studios, ha acabado por hacer de Los Nuevos Mutantesuna propuesta incómoda. En algunos momentos hace gala de una cierta autonomía expresiva. En otros, remite a la franquicia de superhéroes mutantes tal y como la desarrolló Fox. Y, en los menos, intenta brindar facetas benévolas que hagan más comprensible su distribución final por Disney.
Pero, en esencia, Los Nuevos Mutantes es un cuento siniestro de y para adolescentes, ambientado en un sombrío hospital en el que están recluidos cinco jóvenes cuyos superpoderes incipientes son todavía un misterio para ellos mismos y quienes los monitorizan como responsables de la institución. Pronto comprendemos que el lugar es el reverso tenebroso de la Escuela de Jóvenes Talentos dirigida por el profesor Charles Xavier en la saga X-Men: los chicos están siendo testados con objetivos perversos. Esto provoca que su estancia en el hospital esté atravesada por conflictos, pesadillas y sombras del pasado, algo que acrecienta la incorporación como paciente de Danielle Moonstar, única superviviente de la misteriosa destrucción de la reserva india en que había crecido y desencadenante de una suerte de rebelión entre los demás pacientes.
Josh Boone consigue hacer honor al espíritu de la cabecera de cómics en que se inspira la película. Así, la ansiedad de los protagonistas no tiene que ver solo con el tránsito típico a la madurez, también con entornos familiares y sociales terribles, que han marcado sus infancias de manera traumática. Por tanto, la explosión hormonal y de superpoderes constituye en ellos una forma de rebeldía inarticulada contra la autoridad, susceptible de ser manipulada si no se atreven a tomar la iniciativa a la hora de combatir sus temores. Que nadie espere una película de superhéroes caracterizada por la aventura y los espacios abiertos. Los Nuevos Mutantes es un drama introspectivo, asfixiante, en el que todo pasa por la idiosincrasia de los personajes y las sinergias emocionales entre ellos, con un claro componente generacional y guiños reiterados a sagas de terror teen de los años ochenta y noventa y una serie esencial para la reformulación del terror y el fantástico en clave cotidiana: Buffy, cazavampiros (1997-2003). En este aspecto, Los Nuevos Mutantes puede que sea la traslación más afortunada al audiovisual del espíritu aportado a lo largo de toda su trayectoria a los cómics de superhéroes por Chris Claremont, inclusive una diversidad marca de la casa más orgánica en la definición de los personajes de lo habitual hoy.
Si, a pesar de estas virtudes, a la que cabe sumar un reparto entonado, Los Nuevos Mutantes no trasciende la condición de película tan simpática como menor, se debe a dos factores. El primero, la reiteración de flashbacks, ensoñaciones y apariciones tortuosas, que inciden en lo endeble y fragmentario de un relato de apenas noventa minutos. El segundo, algo común a las producciones superheroicas de Fox, lo feo y pobretón de los aspectos visuales. Es una pena que teniendo «Los Nuevos Mutantes» en un pedestal, Josh Boone no haga un esfuerzo por traducir en imágenes la potencia estética de Bill Sienkiewicz, el dibujante más carismático en la historia de la cabecera.
Elisa McCausland y Diego Salgado
USA, 2020. T.O.: «The New Mutants». Director: Josh Boone. Productores: Simon Kinberg, Stan Lee, Karen Rosenfelt y Lauren Shuler Donner. Guión: Josh Boone y Knate Lee. Fotografía: Peter Deming, en color. Música: Mark Snow. Intérpretes: Maisie Williams, Anya Taylor-Joy, Charlie Heaton, Alice Braga, Blu Hunt, Adam Beach.