ONCE WERE BROTHERS: ROBBIE ROBERTSON AND THE BAND

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El todo es mayor que la suma de las partes

Martin Scorsese, quien filmara el último concierto de The Band en El último vals, es uno de los productores ejecutivos de este documental sobre uno de los grupos más significantes del rock americano.


En un momento de Once Were Brothers: Robbie Robertson and The Band, Martin Scorsese compara la música de este grupo canadiense de rock con la literatura estadounidense del siglo XIX, y cita concretamente a Melville. Algo de cierto hay en el comentario del director de Toro salvaje: la música, más que las letras, de las canciones de The Band nos transportan a los escenarios de una América perdida, convulsa y esperanzada, una América no urbana, fruto también del modo y procesos con los que la banda registró sus primeros discos, en una granja pintada de rosa en Woodstock, lejos de los centros urbanos en los que se fraguó su existencia, Memphis, Los Ángeles y Nueva York. La participación de Scorsese no se limita a este comentario. Es junto a otro realizador, Ron Howard, el productor ejecutivo del documental. Es, también, quien filmó la actuación de despedida de The Band en El último vals, película-concierto emblemática. Es, finalmente, quien más veces ha requerido los servicios cinematográficos de Robbie Robertson, guitarrista y compositor de The Band, sea en calidad de autor de la banda sonora (El color del dinero y El irlandés), productor musical (El rey de la comedia, Gangs of New York, El lobo de Wall Street y Silencio) o consultor (Casino y Shutter Island).



En el documental realizado de forma simplemente correcta por Daniel Roher, y basado en la autobiografía de Robertson, “Testimony”, participan también Eric Clapton, Bruce Springsteen, Taj Mahal, John Hammond, Ronnie Hawkins –el músico en cuya banda de finales de los cincuenta coincidieron por vez primero los cinco miembros de The Band, Robertson, Richard Manuel, Garth Hudson, Rick Danko y Levon Helm–, Van Morrison, Peter Gabriel, David Geffen, Robertson y su exesposa, Dominique Robertson. En la tradición del clásico rockumental, la película mezcla las declaraciones de todos ellos y ellas con imágenes y fotografías de archivo incluyendo, por supuesto, fragmentos de El último vals. Que se base en las memorias de Robertson obliga a un único punto de vista en cuanto al nacimiento y ocaso del grupo, entre otras cosas porque pocos pueden rebatirle hoy sus opiniones: Danko, Helm y Manuel están muertos –y se habla prolijamente en la película de sus complicaciones derivadas de la bebida y adicción a la heroína– y Hudson no aparece para nada salvo en las imágenes registradas hace años por otros realizadores.

Pero a pesar de corresponder a la visión única de quien fuera el líder y el pegamento de The Band, el que aligeraba las tensiones y limaba las fricciones lógicas en cualquier grupo musical y agravadas por el consumo de drogas, flota en todo el film una idea, quizá la más importante, y que Springsteen explica bien en una sola frase: “El todo es mayor que la suma de las partes”. Once Were Brothers intenta sistematizar cómo aquel grupo histórico e influyente, aunque durante muchos años fuera visto tan solo como la banda de acompañamiento de Bob Dylan –quien, curiosamente, no participa en la película pese a las buenas relaciones que mantiene con Scorsese, fraguadas en el documental No Direction Home: Bob Dylan y el falso documental Rolling Thunder Revue: A Bob Dylan Story by Martin Scorsese– era una organización ética y musical sumamente cohesionada, una maquinaría precisa de hacer rock, blues, folk, country y rhythm’n’blues (aunque en sus inicios adolescentes practicaran también el rockabilly), en la que cada una de las cinco partes era esencial y ninguna destacaba por encima de las otras. De ahí, también, el lacónico y poco ilustrativo nombre que escogieron, simplemente La Banda, sencillo, humilde (y feo) en palabras de Robertson. Sin ser un nombre original, fue la elección más original de todas las imaginables.


 En el documental realizado por Daniel Roher participan también Eric Clapton, Bruce Springsteen, Taj Mahal, John Hammond, Ronnie Hawkins, Van Morrison, Peter Gabriel, David Geffen, Robbie Robertson y su exesposa, Dominique Robertson



No falta en el trabajo de Roher ninguno de los elementos más conocidos en la historia del grupo: sus inicios en el combo de Ronnie Hawkins; la gira de 1967 con Bob Dylan en la que fueron abucheados por los espectadores más fundamentalistas del folk, quienes no entendieron ni apreciaron el viraje eléctrico que hizo Dylan y lo consideraron una auténtica herejía (musical); la grabación con este de las legendarias cintas del sótano; la estancia rural en Woodstock, de la que surgieron los álbumes “Music from Big Pink” y “The Band”; la entrada de las drogas en la hasta entonces pacífica y comunitaria existencia de la banda, explicada muy gráficamente por la cantidad de automóviles que destrozaron en sus correrías nocturnas; el reencuentro con Dylan en una gira de 1974, capturada en el espléndido disco “Before the Flood”, en la que el abucheo se trocó en aplauso, y la gestación en 1976 del concierto de despedida filmado por Scorsese, una celebración y no algo triste, en palabras de Van Morrison. Partiendo de los recuerdos de Robertson, tampoco faltan los apuntes de su vida privada, sus orígenes medio indios –su madre pertenecía a la tribu de los sioux lakota–, el descubrimiento de que su padre, asesinado antes de que él naciera, era un gánster judío, o el miedo escénico que experimentó en la primera gira de The Band, en 1969.

Quim Casas


Canadá-USA, 2019. T.O.: “Once Were Brothers: Robbie Robertson and The Band”. Director: Daniel Roher. Productores: Lana Belle Mauro, Martin Scorsese, Brian Grazer y Ron Howard. Fotografía: Kiarash Sadigh, en color. Música: Matthew Chalmers y The Band. Con los testimonios de: Robbie Robertson, Bruce Springsteen, Van Morrison, Dominique Robertson, Eric Clapton, Ronnie Hawkins. DISPONIBLE EN PLAYBACK/SALA CERO