MR. JONES

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Desvelar la verdad

En las últimas décadas, la veterana directora polaca Agnieszka Holland se ha movido entre la televisión y el cine, intentando, en el segundo caso, continuar con una carrera que, con muchos altibajos y un descenso, en términos generales, de interés, posee una cierta coherencia temática. A nivel visual, como demuestra Mr. Jones (2019), su penúltima producción, la cineasta sigue anclada en unos registros cinematográficos que continúan modos más o menos académicos con algunas variaciones que aportan rupturas, casi experimentales, que no siempre están bien integradas o tienen sentido y, a veces, incluso, transmiten una extraña sensación de representar formas desfasadas. Aun así, como en el caso de Mr. Jones, con aceleraciones de imagen o la introducción de imágenes documentales sobre el fondo del plano, suponen decisiones formales tan intrascendentales como interesantes en cuanto a intento de Holland de romper los contornos del cine de prestigio en el que, de manera clara, quiere seguir inscrita mediante películas como Mr. Jones, la cual posee ciertas ambiciones discursivas, argumentales y visuales que, en muchos aspectos, parecen cada vez más proscritas del cine actual.



Mr. Jones gira alrededor del periodista Gareth Jones (1905-1935), quien en 1933 publicó un artículo en el que denunciaba, por primera vez, lo que después se ha conocido como el Holodomor o genocidio ucraniano. Movido por su intuición, Jones (James Norton) viaja a la Unión Soviética y, después, a Ucrania, para averiguar cómo la economía soviética, oficialmente en números rojos, sigue manteniendo el nivel de vida de su sociedad. En Ucrania descubrirá cómo desde Moscú se ha organizado, con ayuda internacional, el expolio de las cosechas y el abandono de los ucranianos a una hambruna que había comenzado en 1931, pero que, antes, ya habían debido afrontar una serie de purgas iniciadas en 1929.

Al comienzo de Mr. Jones, un personaje que no es identificado –lo será en el último tramo de la película– escribe un libro que, a priori, no tiene nada que ver con aquello que comienzan a mostrar las imágenes. De manera puntual, la acción volverá a él. Se trata de George Orwell, quien está escribiendo “Rebelión en la granja” (1945), novela satírica que nació de su decepción ante el régimen de Stalin en tanto a que corrompió las ideas socialistas de las que partía. La idea de la película de Holland no es tanto mostrar cómo los sucesos alrededor de Jones fueron la base de la obra de Orwell como de materializar una de las causas que llevaron al escritor británico a escribir su libro. En este sentido, el procedimiento, aunque básico, resulta interesante, pero como tantos otros elementos de Mr. Jones son apuntados y no tienen apenas desarrollo.

La película de Holland, a lo largo de sus más de dos horas de duración, muestra claros problemas de montaje, con una narración algo errática en el que los cambios de ritmo no siempre consiguen modular el conjunto de la película. Sin embargo, todo el pasaje que acontece en Ucrania, cuando Jones se encuentra perdido y es testigo de la hambruna, supone una ruptura tonal muy interesante para introducir al espectador en un terreno cercano al terror que es posiblemente lo mejor de Mr. Jones por su capacidad para narrar mediante imágenes y sensaciones, para crear un espacio abstracto que proyecte la miseria y la locura. En este sentido, y en correspondencia con lo comentado sobre la búsqueda de romper con los modos académicos del cine de época de prestigio, esta parte opera en ese sentido, como si la representación de la historia, de cada momento, necesitase de una visualización particular frente a otros momentos.



Mr. Jones, a pesar de todos sus problemas, supone una interesante muestra de cómo el cine de ficción –aunque sea a partir de hechos reales– sigue siendo un buen vehículo para seguir explorando el pasado. Las hostilidades entre Rusia y Ucrania de los últimos años se entienden mejor recordando algunos episodios históricos como el Holodomor, si bien sus problemas hunden sus raíces mucho antes de la década de 1930. También muestra el poder de la prensa para manipular y para servir el poder; pero también su otro lado, aquel que mantiene su profesionalidad y sus valores para informar sin concesiones sobre el poder. Dos polos tan presentes ahora como lo fueron entonces. Puede que Mr. Jones no aporte mucho más, pero en tiempos en los que lo histórico cada vez se encuentra más relegado y menos atendido a través de las ficciones, la película de Holland es grata en muchos sentidos.

Israel Paredes Badía

 

Polonia-Reino Unido-Ucrania, 2019. T.O.: “Mr. Jones”. Directora: Agnieszka Holland. Productores: Andrea Chalupa, Stanislaw Dziedzic y Klaudia Smieja. Guión: Andrea Chalupa. Fotografía: Tomasz Naumiuk, en color. Música: Antoni Lazarkiewicz. Intérpretes: James Norton, Vanessa Kirby, Peter Sarsgaard, Joseph Mawle, Kenneth Cranham, Celyn Jones.