LA ESTAFA (BAD EDUCATION)

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Mucho texto, poca imagen

La película, basada en un caso de fraude acontecido en 2002, se queda en tierra de nadie, ni drama ni comedia negra, más guión que realización.


Para los amantes de la vieja disputa entre las películas sustentadas en el guión y las que pueden incluso superar los inconvenientes y errores de escritura a través de la realización, La estafa (Bad Education) parece que la pueden encuadrar de forma clara en la primera categoría. Más allá del guión, o del tema bien estructurado si se prefiere, sobre todo tratándose del enésimo caso real reflejado en una pantalla (de cine o de streaming), el film dirigido con parsimonia por Cory Finley se sustenta esencialmente en ese trazo sobre el papel blanco y en la interpretación que actores y actrices realizan de sus personajes, al principio luminosos y poco a poco muy sombríos. Finley pone la cámara donde debe ponerse y monta planos y escenas uno detrás de otro con orden y concierto, pero su película no deja de ser la ilustración anodina de un guión que tampoco es especialmente sutil o revelador.



El caso tratado se remonta al año 2002, en Long Island, y tiene como figura central a Frank Tassone (Hugh Jackman), un avezado superintendente escolar de distrito que ha logrado colocar su escuela, en la que antes daba clases de inglés, como explica con añoranza, en la cuarta posición del ranking de las más notables del país. Su aspiración es llegar a situarla en el primer lugar, y por ello toda la comunidad escolar le tiene poco menos que en un pedestal. Pero no hay gloria sin disgusto, ni ascenso sin caída, y pronto se descubre, de forma inocente, a través de un reportaje de lo más inocuo que está preparando una alumna de último curso, futura estudiante de Periodismo, que Tassone y sus más allegados han estado embolsándose dinero de la escuela hasta cifras astronómicas. Se da la paradoja de que la alumna en cuestión se contenta con escribir lo que ella misma define como un publirreportaje, pero es el propio Tassone quien la anima a investigar y escribir un verdadero artículo. Si en ese detalle hay algo parecido a un sentimiento de culpa por parte del protagonista, o el deseo escondido de que le descubran y pague por sus actos, ni Finley ni el guionista Mike Makowski nos lo dejan claro, de modo que parece más fruto del azar o de la inconsciencia de un tipo como Tassone, quien cree que nunca será descubierto y juzgado.



La doble vida del personaje, cuya homosexualidad parece manifiesta pero nunca revelada a los demás, aunque sí al espectador, no atañe solo a la estafa; también resulta importante en su vida privada y en los deslices en los que incurre a causa de ello. La sensación final es que a la película le falta algo, o mucho: personajes de contrapunto, situaciones de choque, una decantación clara por el drama o la comedia negra –no es ni lo uno ni lo otro– y un mayor relieve en los secundarios, ya que al final también forman parte del entramado del gran fraude colectivo. Quedan rostros y diálogos, cuantiosos, pero escaso cine.  

Quim Casas


USA, 2019. T.O.: «Bad Education». Director: Cory Finley. Intérpretes: Hugh Jackman, Allison Janney, Geraldine Viswanathan, Alex Wolff, Rafael Casal. DISPONIBLE EN HBO ESPAÑA