GRANUJAS A TODO RITMO

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Granujas a todo ritmo, la mejor película de John Landis junto a Un hombre lobo americano en Londres y Entre pillos anda el juego, es la síntesis perfecta entre la comicidad del programa televisivo Saturday Night Live, las franquicias (revista, cine y radio) de “National Lampoon”, la herencia de la comedia de la destrucción cultivada por Frank Tashlin, la cinefilia habitual de Landis (tributos, guiños, cameos) y el homenaje a los clásicos de la música negra. Un film crisol, pues, pero organizado y desarrollado con extrema habilidad a partir de una estructura que tiene más que ver con la improvisación musical que con el guión cinematográfico, firmado en este caso por Landis y uno de los dos Blues Brothers, Dan Aykroyd.

El otro hermano Blues, John Belushi, coincidió con Aykroyd en la segunda mitad de los setenta en Saturday Night Live, y juntos crearon un número cómico y musical, “The Blues Brothers”, cuyo éxito fue trasladado pronto al cine. Pero rotos los márgenes del sketch televisivo, Landis, Aykroyd y Belushi tuvieron carta blanca, y la imaginativa disposición, para celebrar en panorámico las virtudes de aquel número televisivo. Granujas a todo ritmo hace bueno el original a la vez que lo lleva por otros terrenos expresivos, en los que la cita a la persecución automovilística bajo el metro alzado de Contra el imperio de la droga está en consonancia con la celebración de la destrucción a lo Tashlin en la secuencia en la que el coche de Jake y Elwood Blues, y los vehículos policiales que les persiguen, destrozan un centro comercial, tomando como referente el final de Caso clínico en la clínica y llevándolo aún más allá (aunque con menos talento que Tashlin en la geometría audiovisual).

Landis juega bien con la comedia pretérita (también aparece Kathleen Brennan, actriz habitual en el cine de Jerry Lewis, y el triple plano continuado y a la carrera de coches policiales, agentes a caballo y lanchas fluviales recuerda a Sopa de ganso) y el cine del pasado (los nombre de Jake y Elwood tatuados en los nudillos como en La noche del cazador; la secuencia de la salida de la cárcel de Jake/ Belushi, similar a la de la entrada en prisión de Malcolm McDowell en La naranja mecánica; los planos alzados iniciales sobre Chicago, una ciudad humeante de ciencia ficción). Pero el director encuentra, en la estructura flexible de la que está dotado el film, espacio suficiente para que destaque una de las premisas de los Blues Brothers originales, la música, planteada como otra celebración tanto en la actuación en éxtasis del reverendo que encarna James Brown, puro góspel-funk, como en la mucho más intimista de John Lee Hocker en plena calle. La de Cab Calloway es un homenaje retro, trasladada estéticamente a un club del Harlem de los años treinta, mientras que las de Aretha Franklin (en un restaurante de comida sureña) y Ray Charles (en una tienda de instrumentos musicales) rinden homenaje a las esencias del soul y el rhythm’n’blues.



Hay cameos de Frank Oz, Steven Spielberg, el propio Landis y otros músicos de blues, además del concurso de la banda sobresaliente que acompaña a los dos hermanos, compuesta por músicos de blues, rhythm’n’blues, soul y jazz surgidos de Booker T. & The Mg’s, Blood, Sweat & Tears, Memphis Slim, Gil Evans, Frank Zappa y la orquesta de Saturday Night Live. Una divertida Carrie Fisher atenta contra Jake y Elwood en cuatro ocasiones, ya que es la novia despechada del primero, y un grupo de nazis, resentidos con ellos por distintas razones, también intentan matarlos. Belushi pudo ser el gran comediante de su generación, pero la cocaína y la heroína mezclada se lo llevaron por delante. Aykroyd tuvo su segundo momento de gloria con Los cazafantasmas, y Landis adquirió popularidad con el videoclip de “Thriller”. Pero Granujas a todo ritmo fue una película fruto de su tiempo y que ahora, cuarenta años después, ilustra muy bien ese tiempo. Por eso la secuela que idearon Landis y Aykroyd en 1998, Blues Brothers 2000, con John Goodman haciendo las veces de Belushi, resultó un desastre: no era necesaria y, además, traicionaba la esencia díscola y subversiva del film original.

Quim Casas

 

USA, 1980. T.O.: «THE BLUES BROTHERS». DIRECTOR: JOHN LANDIS. INTÉRPRETES: DAN AYKROYD, JOHN BELUSHI, HENRY GIBSON, CARRIE FISHER, CAB CALLOWAY, JAMES BROWN. EDITADO POR SONY PICTURES HOME ENTERTAINMENT