La realidad superficial
Dónde estás, Bernadette (Where’d You Go, Bernadette, Richard Linklater, 2019) puede entenderse tanto como una película de su director como un vehículo para su actriz protagonista, Cate Blanchett. Linklater, junto a Holly Gent Palmo y Vincent Palmo, adaptan la novela homónima de Maria Semple, en una de sus películas más irregulares.
lanchett interpreta a Bernadette Fox, una arquitecta agorafóbica que vive en Seattle junto a su marido, Elgie (Billy Crudup), y su hija Bee (Emma Nelson). Bernadette sufre algún tipo de neurosis, en gran medida como producto de un trauma pasado con relación a su trabajo, y apenas sale de casa. El contexto social que la rodea es anodino y superficial, como parece mostrar su vecina Audrey (Kristen Wiig). Aunque Bernadette mantiene una estrecha relación con un asistente virtual que, poco después, mostrará que bajo la artificialidad siempre hay una capa más de falsedad. Derrumbada por diferentes cuestiones, Bernadette se marchará hacia la Antártida.
Desde 2015, año que protagonizó Carol (Todd Haynes, 2015), La verdad (Truth, James Vanderbilt, 2015), y Manifiesto (Julian Rosefeldt, 2015), Blanchett había tenido diferentes papeles secundarios y alguno protagonista como en La casa del reloj en la pared (The House With A Clock in its Walls, Eli Roth, 2018) y Ocean’s 8 (Ocean’s Eight, Gary Ross, 2018), pero a lo largo de esos años no había disfrutado de un personaje como el que le brinda la película de Linklater o como, en otros términos, ha tenido en la serie Mrs. America (2020). Dónde estás, Bernadette posee los trazos de una película de corte independiente y de lucimiento para la actriz mediante un personaje de composición muy particular y que, a la larga, es el mayor sustento de las imágenes de la película. No se trata, desde luego, de una cuestión peyorativa y no se puede negar la implicación en diferentes niveles de Linklater en su realización, pero la sensación es que la película se sostiene sobre la premisa de aportar a la Blanchett un nuevo trabajo de prestigio. Debido a diferentes circunstancias que han retrasado su estreno en varias ocasiones es posible que esta intención haya quedado varada.
En cuanto a su ubicación en la filmografía de Linklater, Dónde estás, Bernadette es una de esas películas del cineasta que se mueven entre lo personal y lo comercial –de nuevo, con relación a lo anterior sobre Blanchett–, donde encontramos una mirada muy interesante sobre algunos elementos de nuestro presente a través de un trabajo de puesta en escena que va de más a menos, como lo hace, en términos generales, la película. Tras sus dos últimos largometrajes, Todos queremos algo (Everybody Wants Some!!, 2016) y La última bandera (Last Flag Flying, 2017), Dónde estás, Bernadette puede resultar extraña, aunque no lo es menos que, en general, si se compara esas dos con otras obras de Linklater, un cineasta que desde sus inicios ha mantenido una cierta coherencia asentada, paradójicamente, en una constante exploración y variaciones sobre temas visuales y temáticos.
En cuanto a su ubicación en la filmografía de Linklater, “Dónde estás, Bernadette”
es una de esas películas del cineasta que se mueven entre lo personal y lo comercial
UNA MUJER A LA DERIVA
En Dónde estás, Bernadette, Blanchett y Linklater se introducen en la vida y en la mente de una mujer a la deriva en lo interior y atrapada en lo exterior. La película se desdobla de varias maneras. Por un lado, para retratar a Bernadette; por otro, para mostrar la realidad que la rodea. En cuanto a lo primero, Blanchett confiere a su personaje de una personalidad extraordinaria al crearlo sobre un arquetipo que muestra los mimbres de su construcción. Bernadette es una mezcla de cinismo, nihilismo y asociabilidad, junto a su arrogancia frente a los demás, considerando que el ecosistema social y humano de Seattle tiene menos clase que aquella que ha dejado atrás. Su incapacidad para superar y olvidar un trauma pasado que impide que sea capaz de seguir trabajando y poner en marcha un nuevo proyecto hace que Bernadette esté bloqueada. Blanchett construye el personaje, y Linklater se ocupa de seguirla, a partir no solo de una gestualidad muy particular que transmite en todo momento sus estados anímicos; también a través de pequeños detalles y gestos, de acciones que, en ocasiones, contravienen incluso aquello que está expresando verbalmente. Bernadette observa ese mundo colindante que aberra y al que se enfrenta y llega a atacar de manera física. Un mundo que está representado por el personaje de Audrey, al que la película desafortunadamente no saca el suficiente partido, y a quien juzga, quizá, de manera desproporcionada. Al fin y al cabo, ambas viven en un estado de infelicidad, aunque por diferentes motivos.
Durante la primera parte de la película, aquella que va desde su comienzo hasta el momento en el que Bernadette se marcha y, después, su familia tras ella, Linklater crea unas imágenes sujetas en una cierta normatividad que esconde, en verdad, la reproducción de un mundo, desde diferentes perspectivas, basado en la superficialidad y el vacío más absolutos. La visión se mueve entre lo cómico y lo dramático, rompiendo en su unión las formas realistas en las que se basa la puesta en escena. Hay en Dónde estás, Bernadette la sensación de estar ante una representación de la realidad reconocible, pero en la que hay elementos distorsionadores, o quizá no tanto, que acercan a la película de Linklater a una sensación de ensoñación que tiene mucho que ver con la manera en la que Bernadette observa aquello que la rodea: un mundo de plástico y vacío en el que las nuevas tecnologías surgen como paisaje de fondo –el marido de Bernadette trabaja para una desarrolladora de nuevas tecnologías– y, aunque no explora del todo la idea, su presentación es más que suficiente para poner de relieve la impersonalidad imperante en nuestra sociedad y el sometimiento hacia relaciones personales cada vez más alejadas del contacto.
En este sentido, en teoría, la segunda parte de Dónde estás, Bernadette debería servir como contrapunto a lo mostrado durante la anterior. Sin embargo, surge un gran desequilibrio al desdoblar la narración y, sobre todo, en la manera en que Linklater lo hacer. De repente, la película asume unos modos mucho más convencionales y menos interesantes. El encuentro de Bernadette de una posible salida a su bloqueo creativo viene dado al descubrir la posibilidad de hacer algo con sentido: un proyecto que aporte algo a alguien y que tenga un objetivo real más allá de la construcción, como sucede en nuestra realidad, de solísimos sin ambición alguna por perdurar y, sobre todo, por aportar a algo. Pero esta idea que sirve como desarrollo del personaje, extrayéndolo de un espacio cerrado y totalmente ficticio, decae cuando se potencia la relación entre Bernadette y su hija Bee, buscando una conexión y un entendimiento madre-hija que resulta muy forzado y, en última instancia, casi innecesario.
Sin embargo, el desequilibrio de la película de Linklater, suponemos de manera involuntaria, acaba operando de manera interesante, o al menos curiosa, en tanto a que representa también la inestabilidad de los personajes, especialmente Bernadette, y de la realidad que muestra. La nuestra. Hay algo, al final, derivado de la novela de la que parte la película, de manual de superación personal para encontrar un camino personal. Pero en cierta manera, no resulta molesto si atendemos a que las imágenes de Linkalter nos han mostrado un paisaje, el que rodea a Bernadette, que nos resulta del todo reconocible en muchos aspectos y con todas las variantes posibles. Un mundo irreal en el que lo sencillo se hace complejo, en el que las frustraciones tienes más que ver con aquello que se impone desde fuera que por los deseos reales de cada persona. Un mundo tan materializado como etéreo, pero en el que las relaciones humanas parecen cada vez más complicadas, más tensas. Incluso inexistentes. Bernadette es un personaje hiperbólico, casi caricaturesco, y por ello mismo posee trazos de lo real. Linklater puede no haber realizado una de sus mejores películas, pero vuelve a mostrar su capacidad para observar y transmitir una mirada hacia el mundo muy precisa.
Israel Paredes Badía
USA, 2019. T.O.: “Where’d You Go, Bernadette”. Director: Richard Linklater. Productores: Megan Ellison, Nina Jacobson, Brad Simpson y Ginger Sledge. Guión: Richard Linklater, Holly Gent y Vincent Palmo Jr., basado en la novela de Maria Semple. Fotografía: Shane F. Kelly, en color. Música: Sam Lipman y Graham Reynolds. Intérpretes: Cate Blanchett, Billy Crudup, Emma Nelson, Kristen Wiig, Patrick Sebes, Zoe Chao, Lee Harrington, David Paymer, Laurence Fishburne, Steve Zahn.