Disney+ incluye en su recién estrenado catálogo La familia Robinson suiza, de Edward Ludwig, una producción RKO de 1940 cuyos derechos posee la productora del ratón junto con los de su propia versión del libro de Johann David Wyss, Los robinsones de los Mares del Sur.
Pese a estar disponible en la plataforma Disney+ con el nuevo título español de La familia Robinson suiza, pero en realidad estrenada en cines de nuestro país como La familia Robinson (Swiss Family Robinson, 1940), este film de Edward Ludwig es una producción de la RKO cuyos derechos adquirió Walt Disney con vistas, precisamente, a apartarla de la circulación a fin de evitar comparaciones con su propia versión del famoso libro de Johann David Wyss (1812), esto es, Los robinsones de los Mares del Sur (Swiss Family Robinson, 1960, Ken Annakin), asimismo disponible en Disney+. Primera versión cinematográfica de la mencionada novela de Wyss, la película de Ludwig –un cineasta de origen ucraniano que trabajó para cine y televisión en los Estados Unidos entre 1920 y 1966, siendo recordado, sobre todo, por el magnífico film de aventuras La venganza del bergantín (Wake of the Red Witch, 1948) –, se revela como una agradable muestra del género aventurero que, a pesar de sus buenos momentos, hace gala, en sus líneas generales, de un tratamiento fílmico que recuerda, y no poco, al ciclo de películas de Tarzán protagonizadas por Johnny Weissmuller que RKO heredó de Metro-Goldwyn-Mayer, desarrollándolo entre 1943 y 1948. En este sentido, resulta curioso comprobar que, pese a no ser tan blanda y “familiar” como el remake de Ken Annakin, el resultado final de La familia Robinson suiza acaba siendo más superficial y complaciente de lo que parece apuntar en determinados instantes.
Uno de los aspectos más sombríos de La familia Robinson suiza –sorprendente si se tiene en cuenta, como digo, su (re)descubrimiento en una plataforma tan radicalmente “familiar” como Disney+– reside en la dura descripción del cabeza de familia, William Robinson (Thomas Mitchell), presentado como un tenaz pero también bastante obtuso patriarca, movido por una fe religiosa inquebrantable y un sentido de la disciplina casi despótico, en lo que puede verse, siquiera en parte, un reflejo indirecto de la personalidad del autor del original literario, que era pastor, y de quien se dice que había escrito su novela con una fuerte intención didáctica y moralista. Hay que reconocer, en este sentido, que un actor tan sólido como el siempre excelente Thomas Mitchell consigue humanizar notablemente a ese personaje obsesionado por convertir su naufragio accidental junto al resto de su familia mientras navegaban hacia Australia, viéndose obligados a refugiarse y vivir en una isla durante un largo período de tiempo, como una oportunidad única para “enderezar” a tres de sus cuatro hijos, Fritz (Tim Holt), el mayor, que quería ser militar a las órdenes de Napoleón, Jack (Freddie Bartholomew), el segundo, un lechuguino que tan solo aspiraba a casarse con una rica dama de la alta sociedad, y Ernest (Terry Kilburn), el tercero, una “rata de biblioteca”, a fin de que se conviertan en “hombres” (sic).
De hecho, la rigidez del carácter de William acaba impregnando a la película en su conjunto, la cual, como decía, si no acaba de ser despreciable es porque, por otro lado, ofrece estupendas soluciones visuales y narrativas que le confieren el adecuado sabor aventurero que la trama reclama a gritos. Es el caso de la estupenda secuencia de la reunión del patriarca con su esposa, Elizabeth (Edna Best), y sus hijos, a fin de anunciarles que van a partir de viaje a Australia de forma inminente para instalarse allí en busca de nuevas oportunidades, lejos de una Europa sacudida aún por los últimos conatos de las guerras napoleónicas: la manera como Edward Ludwig muestra la llegada de Fritz, Jack y Ernest a la casa, y el diferente trato que profesa cada uno al viejo mayordomo de la familia cuando les abre la puerta, describe excelentemente sus diferentes caracteres. Hay, asimismo, escenas de acción excelentemente rodadas: la del naufragio; las escenas en las que William y sus hijos construyen una balsa con barriles y tablones a fin de abandonar el barco encallado en los arrecifes y viajar hasta la isla; la secuencia en la que William, acompañado por Jack y Ernest, regresa al barco encallado, a fin de recoger los últimos enseres, y la peligrosa situación que se vive entonces; la espectacular secuencia del devastador huracán… Es una pena que la película no termine de profundizar en aquello más interesante, el choque generacional entre padres e hijos, entre la vieja y la nueva Europa, porque al conjunto no le falta interés.
Tomás Fernández Valentí
USA, 1940. T.O.: “Swiss Family Robinson”. Director: Edward Ludwig. Intérpretes: Thomas Mitchell, Edna Best, Freddie Bartholomew, Terry Kilburn, Tim Holt, Bobbie Quillan. DISPONIBLE EN DISNEY+