EN GUERRA

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Sobre la lucha de clases

Movistar+ ha estrenado estos días En guerra, la nueva película de Stéphane Brizé, reputado firmante de La ley del mercado y El jardín de Jeannette.


Las siete películas que componen la filmografía de Stéphane Brizé muestran a un cineasta irregular en su conjunto, pero muy interesante en cuanto a su capacidad para variar de unos títulos a otros no solo en cuanto a género o argumento; también con relación a los diferentes estilos y acercamientos visuales a través de la puesta en escena. Su última película, En guerra (En guerre, 2018), se emparenta con La ley del mercado (La loi du marché, 2015), por ejemplo, en cuanto a cuestiones más o menos cercanas de crítica social y política, pero no así en cuanto a la puesta en escena. O bien, si se tiene en cuenta su anterior película, la excelente El jardín de Jeannette (Une vie, 2016), la diferencia entre ellas, más allá de que en una adapte una obra de Guy de Maupassant y en la otra narre la lucha sindical en una región de Francia contra el cierre de una fábrica, se basa en las elecciones formales de Brizé. Unas elecciones que denotan, como el resto de sus producciones, a un cineasta que experimenta, siempre en los contornos de lo narrativo, con la imagen, que asume que, más allá de imponer un sello personal y autoral, lo importante reside en encontrar las imágenes adecuadas para cada película.



En En guerra, Brizé opta por unas formas remitentes al docudrama: el director articula su ficción sin negar su naturaleza, pero introduciendo elementos que aporten cierto cariz documentalista a su película. Algo que permite a Brizé asumir una cierta distancia con el material con el que trabaja para seguir a un grupo de trabajadores sindicalizados que luchan contra el cierre de una fábrica cuyos responsables no han cumplido con su palabra: dos años antes los trabajadores firmaron un recorte salarial con la condición de que sus puestos quedaran garantizados durante cinco años. Al no ser así, los trabajadores, liderados por Laurent Amédéo (Vincent Lindon, habitual del cine de Brizé), comienzan una huelga que el director sigue alargando cada momento: las concentraciones fuera de la fábrica, las reuniones entre los trabajadores y sus diferencias crecientes, las distintas negociaciones… Las secuencias se alargan en extremo y la cámara de Brizé parece ser testigo de todo, pero sin participar. Una elección formal que busca una clara objetividad observacional que muestre las diferentes situaciones sin intervención alguna, exponiendo todos los puntos de vista y la complicación inherente a una problemática de este tipo. Y Brizé logra sus propósitos, tanto que puede resultar densa, con un ritmo pausado frente a la agitación de aquello que narran las imágenes; también fría, sin buscar la emotividad. Tan solo los breves pasajes que relacionan a Laurent con su entorno familiar, discutibles si se tienen en cuenta las elecciones formales y discursivas de Brizé, pero comprensibles en cuanto al deseo de dotar al personaje de una mayor dimensión, aportan un tono diferente a la película.

De un tiempo a esta parte, las problemáticas laborales y las luchas de clases han quedado desligadas del audiovisual. De ahí que En guerra pueda parecer una película anacrónica. Y sin embargo resulta del todo actual, aunque aquello que plantee se encuentra fuera de los discursos e intereses imperantes. La solidez de la propuesta se transmite a través de unas imágenes muy físicas que buscan en todo momento entablar una dialéctica con la que, aunque con un claro posicionamiento a favor de los trabajadores, en esto no hay duda, mostrar un sistema complejo, con pocas salidas y demasiadas problemáticas.


En “En guerra”, Brizé opta por unas formas remitentes al docudrama:

el director articula su ficción sin negar su naturaleza, pero introduciendo

elementos que aporten cierto cariz documentalista a su película



Por otro lado, resulta interesante el cuestionamiento de Brizé hacia la figura de Laurent, sobre todo si se tiene en cuenta el final de la película y el devenir del personaje. Su condición casi heroica se transforma en una figura que ser acerca a lo martirológico y que Brizé pone en cuestión. Porque la situación ha llevado a Laurent hasta sus límites, enfrentado incluso a algunos de sus compañeros, derrotado en una batalla que debía luchar, que sabía que debía luchar, pero que en cuyo transcurso le ha convertido en una figura pública que, quizá, ha sobrepasado los límites de su función. Brizé observa al personaje, como al resto, y deja al espectador para que, durante las largas secuencias, pueda recapacitar sobre aquello que está viendo. Porque En guerra no trata tanto de concienciar ni de apelar a las emociones como de, mediante las imágenes, mostrar algo puede resultar de otra época, pero que es síntoma de un malestar social y personal que recorre los países en el interior de un sistema económico cada vez más mutante e imposible de combatir.

Israel Paredes Badía


Francia, 2018. T.O.: «En guerre». Director: Stéphane Brizé. Intérpretes: Vincent Lindon, Mélanie Rover, Jacques Borderie, David Rey, Olivier Lemaire, Isabelle Rufin, Bruno Burthol. DISPONIBLE EN MOVISTAR+