REPO MAN (EL RECUPERADOR) Alex Cox USA, 1984. T.O.: “REPO MAN”. DIRECTOR: ALEX COX. INTÉRPRETES: EMILIO ESTEVEZ, HARRY DEAN STANTON, TRACEY WALTER, OLIVIA BARASH, SY RICHARDSON, SUSAN BARNES. EDITADO POR DIVISA. |
Hay películas a las que el paso del tiempo no les hace mella, sino que, como al buen vino, les mejora el sabor. Repo Man es una de ellas. Su renovada actualidad se debe, quizás, en gran medida a su director, Alex Cox, que fue recuperador de coches durante un tiempo, tarea que inspiró los delirios de la actividad que retrata en el film. Otto (Emilio Estevez), un punk adolescente al que despiden del supermercado en el que trabaja, se encuentra por casualidad con Bud (Harry Dean Stanton magistral), que le ofrece dinero para que lo ayude con su esposa parturienta llevándose un auto que estaba allí estacionado, lo que en realidad era un timo. Así, Otto accede al mundo de los “recuperadores” de coches de deudores que no pagaron sus cuotas, y encuentra una salida para ganarse el sustento. Ese mundo está repleto de seres estrambóticos y la moda punk contagia los planos de una puesta en escena de ambientación cochambrosa. “No es un trabajo, es una aventura”, cerraba el tráiler del film. Pero la aventura, de características urbanas, adiciona un componente fantástico que exacerba aún más las cuotas de delirio: un codiciado Chevy Malibú cuyo maletero despide una luz que, literalmente, “desmaterializa” a quienes lo abren. Buscado por el gobierno e investigadores independientes, contiene los cadáveres de tres alienígenas salidos de la inquietante Área 51.
Cox se permite con ello incluir personajes más estrafalarios todavía, y construir un viaje de tintes surrealistas al lado salvaje de la civilización, una suerte de road movie urbana de los ochenta, regada de persecuciones y acción. Hay momentos en los que se nota la intención evocadora de Cox, como los paseos nocturnos de Otto y Bud, que remiten de inmediato al oscuro derrotero del alucinado Travis Bickle que De Niro nos regalara en Taxi Driver, aunque en Repo Man prime la ironía y el grotesco. Y allí reside, por lejos, la originalidad del film, amén de las referencias a William S. Burroughs y a una oculta espiritualidad a partir de la mención del libro de Ron Hubbard, mentor de la cienciología. Cox critica al capitalismo, al sistema y la sociedad, a los hippies, al evangelismo televisivo, a Ronald Reagan y al mismísimo comunismo.
La banda sonora es otro acierto. Al tema de Iggy Pop de los créditos iniciales se agregan canciones de bandas como Suicidal Tendencies, Circle Jerks o Black Flag, iconos musicales de la cultura punk que Cox volverá a tratar dos años después en Sid y Nancy.
Repo Man es una película que se muestra tontorrona en la superficie, pero que a poco que se escarba en sus personajes y en sus diálogos filosos y punzantes, disfrazados tras una máscara de ácida comicidad, abre interpretaciones al desparpajo de su reaccionaria postura frente al mundo en que se vivía en los tiempos de su estreno (y que seguimos viviendo). Se ha convertido, sin duda, en una cinta de culto que, parafraseando a la bizarra actividad que justifica su trama, merece ser “recuperada”.
Eduardo J. Manola