Antes de sus debuts como director, oficioso en el caso de Major Barbara, oficial en el de Sangre, sudor y lágrimas, David Lean desempeñó diversos cometidos dentro de la industria del cine británico de finales de los años 20 y durante la década de los 30 del pasado siglo, destacando principalmente por la práctica de un oficio, un arte, que devendría esencial en su posterior carrera como cineasta: el montaje.
UN APRENDIZAJE EXHAUSTIVO
No está de más, siguiendo a Silverman y Moreno Cantero1, recoger su esbozo sobre la situación del cine inglés en 1927, momento en que David Lean decide entrar en dicha industria. Ese mismo año se aprobaba el Acta Gubernamental del Cine Británico, en virtud de la cual el gobierno buscaba fomentar a través de la administración pública un sistema de apoyo a la industria del cine inglés hecho con la finalidad de frenar el imparable monopolio del cine norteamericano en el sector británico de la exhibición: como botón de muestra, en 1926 se habían estrenado unos 500 films estadounidenses, frente a solo 37 de producción inglesa. Hasta su derogación en 1938, el Acta exigía a los exhibidores británicos el cumplimiento de una serie de cuotas de exhibición de películas inglesas: un 5% en 1928, un 7,5% en 1929, y hasta un 20% ya en 1935. La vigencia de esta normativa propició la existencia de una abundante serie de películas de bajo presupuesto y rodadas en alrededor de tres semanas cuya principal finalidad era cubrir dichas cuotas de exhibición, lo cual propició que fueran conocidas con el apodo de quota quickies. Ahora bien, una de las mayores contradicciones que este sistema generó –y que favorecería su cuestionamiento a mediados de los años treinta y su definitiva supresión a finales de esa misma década– residía en el hecho de que muchas quota quickies estaban, de hecho, producidas por sucursales británicas de las majors norteamericanas.

Todo ello había traído consigo un considerable aumento de los puestos de trabajo en el sector cinematográfico, tanto en las empresas estrictamente británicas de antigua o reciente creación como en las sucursales de empresas extranjeras. La elegida por Lean para dar en ella sus primeros pasos profesionales era la Gaumont-British de Londres, que había sido creada en 1898 por Leon Gaumont como mera oficina de distribución del material francés procedente de la sede parisina de la empresa, fundada a su vez tres años antes. A partir de 1915, la Gaumont-British empezaría a producir sus primeros films en lengua inglesa, rodados en los estudios de Shepherd’s Bush, con vistas a competir con la producción de Hollywood, pero no sería hasta 1922 cuando la compañía pasaría a manos enteramente inglesas tras la renuncia a la misma de Leon Gaumont en beneficio de sus nuevos propietarios, el coronel A.C. Bromhead y su hermano R.C. Bromhead.
Lean empezó trabajando a prueba durante dos semanas sin cobrar nada, y luego percibiendo un salario de diez chelines a la semana, en uno de los dos estudios que tenía la Gaumont-British, los de Shepherd’s Bush en Lime Grove (los otros eran los de Islington, donde se rodaron las películas de la Gainsborough). Durante los cuatro años que estaría en la empresa, sus funciones dentro del estudio serían de todo tipo, aunque cada vez más importantes: desde encargado de llevar el té (teaboy) hasta acarrear equipos, llegando a ser claqueta, encargado de guardarropía, coordinador de extras, ayudante de cámara y, finalmente, montador. «No había sindicatos –explicaba Lean a Gerald Pratley–, y podía ir por el estudio haciendo todo tipo de trabajos (…), esa fue la base de mi aprendizaje»2. Uno de sus primeros recuerdos lo protagonizaría la primera vez que tocó una cámara Bell and Howell durante el rodaje de Roses of Picardy (1927), un film dirigido por Maurice Elvey, el mismo realizador que despertara su interés infantil por el cine con su versión de The Hound of the Baskervilles (1921): según Lean, aquel instante le inspiraría la escena de El puente sobre el río Kwai (The Bridge on the River Kwai, 1957) en la que el coronel Nicholson (Alec Guinness) clava el cartel que indica la finalización de las obras del puente por el que se siente tan orgulloso.
Durante los cuatro años que estaría en la Gaumont-British, sus funciones
dentro del estudio serían de todo tipo, aunque cada vez más importantes

En la Gaumont-British, las películas –en su mayoría, quota quickies– se sucedían con rapidez. La primera en la que trabajaría Lean, prácticamente como chico-para-todo, sería el melodrama Quinneys (1927), dirigido asimismo por su admirado Elvey e interpretado por John Longden, Alma Taylor y Cyril McLaglen, hermano de Victor McLaglen. Al mismo seguiría el rodaje de la comedia romántica Sailors Don’t Care (1928), de W.P. Kellino, con Alf Goddard y John Stuart; luego, ya como ayudante de cámara, el de The Physician (1928), dirigida por el alemán George Jacoby y protagonizada por la también germana Lissi Arna; y después, como coordinador de extras, el del thriller Palais de Danse (1928), interpretado por John Longden y su esposa Jean Jay, de nuevo a las órdenes de Elvey. Luego vendría la comedia de Edwin Greenwood What Money Can Buy (1928), que contaba con Madeleine Carroll y John Longden como intérpretes principales y en la que, curiosamente, Lean tendría una brevísima aparición como actor, compartiendo una escena con la Carroll; por desgracia, este film está desaparecido y hoy día no nos es posible comprobar las incipientes dotes interpretativas del futuro cineasta. A continuación, habría que sumar Balaclava (1928), otra vez con Elvey, melodrama histórico sobre la guerra de Crimea protagonizado por Benita Hume, Miles Mander, Alf Goddard y Cyril McLaglen que puede considerarse un precedente de la famosa película de Michael Curtiz La carga de la brigada ligera (The Charge of the Light Brigade, 1936), y en la que Lean estuvo encargado de los «uniformes de los soldados». Posteriormente, Balaclava sería sonorizada en parte poco antes de su estreno, aunque la primera experiencia de Lean con el sonoro no sería con este film sino con el siguiente: High Treason (1929), un al parecer interesante trabajo de Elvey de ambientación futurista, que se desarrolla durante una hipotética guerra entre Europa y los Estados del Atlántico (sic) en el futurista año 1950, el cual acusa notables influencias del Metrópolis (Metropolis, 1926) de Fritz Lang y, para muchos, es un clarísimo precedente de La vida futura (Things to Come, 1936), la famosa película de William Cameron Menzies producida por Alexander Korda.
Alrededor de 1929, Lean se iniciaría en los primeros rudimentos del montaje y de la sincronización de sonido, función esta última que desempeñó por primera vez en una comedia titulada The Night Porter (1929) cuyo realizador, el americano Sewell Collins sería, según Lean, el primero en la historia de la Gaumont-British que sincronizaría el sonido simultáneamente con la imagen de la película. Este intenso período de actividad profesional vendría reforzado por las personalidades que Lean iría conociendo durante la misma época, entre ellas dos futuros colaboradores suyos: el director de fotografía Frederick A. Young y el montador Jack Harris. No menos importantes y, en aquel momento, sumamente instructivos, serían sus encuentros no solo con todos los realizadores y actores citados, sino también con técnicos como el operador italiano Baron Ventimiglia (Sailors Don’t Care, The Physician) y el también operador Percy Strong (Palais de Danse, High Treason).

El advenimiento de la década de los treinta supondría grandes cambios en la vida de David Lean. Destaca, en el terreno privado, su relación sentimental con Isabel, una prima lejana que conocía desde su infancia y con la cual contraería matrimonio el 28 de junio de 1930, tras haberse quedado embarazada; de esta unión nacería su único hijo, Peter, el 2 de octubre del mismo año. Poco después, mientras trabajaba de manera estable en la Gaumont Sound News, el departamento de sincronización de los noticiarios de la compañía que se proyectaban como complemento de los largometrajes, Lean conocería a Keith Ayling, montador del mismo departamento, quien le facilitaría en abril de 1931 la posibilidad de formar parte del equipo de edición de la British Movietone News, los noticiarios producidos por la Fox americana cuyos derechos de distribución en Inglaterra eran propiedad de la Gaumont-British. Más adelante, el mismo Ayling sería quien le ayudaría a encontrar empleo como montador para la Paramount British, sucursal inglesa de la Paramount norteamericana.
Pero antes Lean viviría una desagradable experiencia relacionada con These Charming People (1931), una producción, precisamente, de la Paramount British, rodada en el Dominions Studio que dicha sucursal tenía en Elstree. Basada en la comedia teatral de Michael Arlen «Dear Father», la película había sido realizada por Louis Mercanton, entre cuyos créditos destacaba el haber dirigido a Sarah Bernhardt en una versión de Queen Elizabeth fechada en 1912 y ser, además, el favorito de Adolph Zukor para realizar las películas «internacionales» de la Paramount rodadas en Europa. Junto a los protagonistas de These Charming People –Cyril Maude, Godfrey Tearle y Nora Swinburne– figuraba, en un papel secundario, la actriz de 17 años Ann Todd, futura tercera esposa de Lean. Este film iba a ser, en principio, la primera gran oportunidad de Lean como montador de un largometraje de ficción; el joven cineasta se dedicó a la tarea con entusiasmo y montó la primera bobina, pero su labor, llena de reminiscencias de los noticiarios que montaba en aquella época, disgustó a los ejecutivos de la Paramount, cuya sede central europea estaba en Joinville (París), y exigieron cambios. El encargado de llevarlos a cabo sería Alexander Korda, de quien Lean había oído que era el auténtico productor de These Charming People, por más que en los créditos figurara como tal Walter Morosco. Sea como fuere, Korda asignó el nuevo montaje de la película a un montador más experimentado y Lean pasó a ser acreditado como assistant editor. Como consolación, la Gaumont-British quiso compensarle por sus esfuerzos baldíos haciéndole un screen test como actor (faceta que, como se recordará, Lean había tanteado durante el rodaje de What Money Can Buy), pero el remedio fue peor que la enfermedad, ya que el resultado de la prueba convenció a todos –incluido el propio Lean– de que no tenía ningún futuro como intérprete.

La participación en estos proyectos le resultaría
muy instructiva de cara a sus futuros trabajos como director
Al margen de todo esto, Lean siguió montando y sincronizando infinidad de noticiarios de la British Movietone News sin gozar de ninguna acreditación por ello. Olvidado el traspiés de These Charming People, pronto sería llamado para participar como ayudante en el montaje de más largometrajes de ficción, en este caso todos ya de alto presupuesto. La participación en estos proyectos más ambiciosos le resultaría muy instructiva de cara a sus futuros trabajos como director, ya que la costumbre de ir montando los films desde el primer día de rodaje obligaba al montador y a sus ayudantes a seguir muy de cerca todo el proceso de producción y realización. El primero de aquellos títulos sería Insult (1932), producido por la B&D, compañía propiedad del prestigioso productor y realizador británico Herbert Wilcox3. La película era un melodrama ambientado en la Legión Extranjera, dirigido por el realizador de origen americano Harry Lachman e interpretado por Sam Livesey (padre del productor Roger Livesey), Elizabeth Allan y John Gielgud. La experiencia resultó muy agradable para Lean, no solo por la posibilidad de compartir opiniones con Lachman, que había trabajado con su admirado Rex Ingram, sino también porque Insult le pareció un film «tremendamente bueno». Al mismo le seguiría Money for Speed (1932), otra producción de la Paramount British dirigida por el también americano Bernard Vorhaus y protagonizada por John Loder, Ida Lupino y Cyril McLaglen en la que Lean hizo determinados retoques del montaje y de la cual afirmaba haber aprendido, viendo trabajar a Vorhaus, los primeros rudimentos del rodaje en exteriores. Vorhaus también simpatizaba con Lean y volvería a trabajar con él en el montaje de su siguiente película, The Ghost Camera (1933), protagonizada de nuevo por Ida Lupino (en esta ocasión junto con Henry Kendall), pero no consiguió que siguieran colaborando en el futuro. Ese mismo año, Lean se ocuparía del montaje del melodrama criminal de George King Matinée Idol (1933), protagonizado por Camilla Horn y Miles Mander.
En un momento en que un desanimado Lean empezaba a ver su perspectiva laboral limitada a las tareas de primer ayudante de dirección o como montador de quota quickies, nuestro cineasta conoció al montador americano Merrill White, quien tenía una notable reputación como film doctor, es decir, como experto en pulir los defectos de películas mal acabadas. Pionero de la sincronización entre imagen y música, White había trabajado para la Paramount montando Alas (Wings, 1927), de William A. Wellman. Otros títulos importantes en los que trabajó fueron El desfile del amor (The Love Parade, 1929), de Ernst Lubitsch, y Ámame esta noche (Love Me Tonight, 1932), de Rouben Mamoulian. Después se trasladó a Inglaterra para montar una película para Herbert Wilcox que al final fue cancelada, pero aún así decidió quedarse en aquel país. Junto a White, Lean perfeccionó sustancialmente sus conocimientos sobre el montaje de los films de ficción, aprendiendo a imprimir el ritmo adecuado a las escenas de diálogo y a cuidar mucho más el efecto dramático del sonido. También sería en esta época cuando empezaría a concebir una estrecha relación entre el montaje y la música, una de las claves fundamentales de sus posteriores trabajos como realizador.
Precisamente el propio Lean sería llamado para actuar, como film doctor no acreditado, de diversas películas de los estudios Ealing, propiedad de Michael Balcon. Su pericia en estos cometidos también sería requerida para arreglar los desperfectos de The Song of the Plough (1933), una producción de B&D dirigida por John Baxter en la que conoció al decorador L.P. Williams, futuro director artístico de su Breve encuentro (Brief Encounter, 1945). Luego, la Ealing volvería a llamarle para retocar los montajes de dos films: un melodrama de «ambiente exótico» titulado Tiger Bay (1934), realizado por el director artístico J. (John) Elder Wills y protagonizado por Anna May Wong, que Lean reeditó junto con Ian Thomson; y otra película que en principio parece muy curiosa: The Secret of the Loch (1934), protagonizada por Seymour Hicks y Gibson Gowland, que gira en torno al monstruo del lago Ness. El director de esta última, Milton Rosmer (que había sido el encargado de sonorizar Balaclava), iniciaría a Lean en la lectura de Chejov y le contagiaría su entusiasmo por España.

Arriba: «Matinée Idol» (1933), de George King, una de las numerosas «quota quickies» montadas por Lean; y «Tiger Bay» (1934), de J. Elder Wills, en la cual Lean hizo retoques de montaje.
Al año siguiente, de vuelta a B&D, Lean trabajaría junto con Merrill White en el montaje de Nell Gwin, el amor de Carlos II (Nell Gwyn, 1934), producción de Wilcox realizada por él mismo y protagonizada por su futura esposa, la por entonces muy popular Anna Neagle, pero según el propio Lean su contribución a este film fue prácticamente irrelevante. Más provechoso le resultaría montar, de nuevo con White, otra producción de B&D: la comedia Brewster’s Millions (1934), adaptación de una novela de George Barr McCutcheon dirigida por el americano Thornton Freeland e interpretada por Jack Buchanan4, en cuyo rodaje conocería a Anthony Havellock-Allan, futuro productor y colaborador suyo, que aquí ejercía funciones como director de casting. Estos serían algunos de sus últimos cometidos como montador en la sombra: en adelante, Lean empezaría a ser acreditado como responsable principal del montaje de sus siguientes películas y, de paso, se labraría una rápida reputación que le conduciría, inexorablemente, a debutar como realizador.
PRIMEROS RECONOCIMIENTOS PROFESIONALES
1934 sería un año clave para la cinematografía británica. Conscientes de la necesidad de ampliar un mercado por encima del servilismo de las quota quickies –creadas para competir con Hollywood y de las cuales se habían aprovechado, como hemos visto, las mismas majors norteamericanas a las que se pretendía combatir con ellas–, productores de la talla de Alexander Korda, Herbert Wilcox, Basil Dean y Michael Balcon iniciaron con fuerza una serie de producciones progresivamente más ambiciosas y taquilleras que redundaron, a nivel artístico, en la primera edad de oro del cine inglés posterior al período silente. No es de extrañar, pues, que fuera en este período de efervescencia creativa, nacido sin lugar a dudas de una necesidad puramente comercial pero que, a fin de cuentas, se tradujo en un cine de gran calidad, cuando David Lean alcanzaría sus primeros reconocimientos como montador.

Java Head (1934), una producción de la Ealing dirigida por el americano J. Walter Ruben –y que algunas fuentes mencionan con el título español de Princesa de China, aunque, a riesgo de equivocarme, no he podido confirmar su estreno en España–, está considerado el primer film en el que Lean fue el principal responsable del montaje. Basado en una novela de Joseph Hergesheimer, narra la historia de amor de un capitán de la marina (John Loder), oriundo de una puritana localidad portuaria inglesa, y una princesa mandarina (Anna May Wong), con la que acaba contrayendo matrimonio; Ralph Richardson es el tercer intérprete destacado del reparto. Aunque Thorold Dickinson figura oficialmente como autor del montaje, la especialista Rachael Low se encargaría de demostrar la responsabilidad directa de Lean en su libro sobre la historia del cine británico de los años treinta5. Parece ser que Lean no estaba satisfecho con su labor ni con la calidad técnica de la propia película, por lo que prefirió que no constara su nombre. Más satisfactorio le resultaría, en cambio, hacerse cargo ese mismo año de la grabación de sonido del film de Alexander Korda Los amores de Don Juan (The Private Life of Don Juan, 1934), más que nada por la posibilidad de ver de cerca a su principal protagonista y otro de sus ídolos de juventud: Douglas Fairbanks. Asimismo, también firmaría la edición del policíaco de bajo presupuesto Dangerous Ground (1934), dirigido por Norman Walker e interpretado por Malcolm Kee y Joyce Kennedy.
Lean todavía colaboraría como montador no acreditado en otra rara película que, no obstante, le marcaría considerablemente: Turn of the Tide (1935), dirigida por Norman Walker –«un hombre muy agradable, pero sin ningún talento», en palabras del realizador–, que supondría el debut como productor de otro nombre fundamental en la historia del cine inglés: J. Arthur Rank. El film, basado en una novela de Leo Walmsley titulada «Three Fevers» sobre las experiencias de su autor como encargado de filmar una expedición por Africa durante la Primera Guerra Mundial, era al parecer un buen intento de apuntarse al documental dramatizado puesto en boga por el americano Robert Flaherty; incluso un crítico del «Sunday Chronicle” llegó a decir que Turn of the Tide era superior a la película de Flaherty Hombres de Arán (Man of Aran, 1932-34). Posiblemente Lean se limitó a trabajar en esta ocasión como film doctor, de ahí que no esté acreditado, pero el impacto de dicha película se dejaría ver, por ejemplo, en las escenas documentales con las que se abre su ópera prima Sangre, sudor y lágrimas (In Wich We Serve, 1942, codirigida con Noël Coward).
Junto a Merrill White, Lean perfeccionó sus conocimientos sobre el montaje
de los films de ficción, aprendiendo a imprimir el ritmo adecuado
a las escenas de diálogo y a cuidar mucho más el efecto dramático del sonido.

Más importante, y ya acreditada con normalidad, sería la labor de Lean en Mi vida para ti (Escape Me Never, 1935), una producción técnicamente a cargo de Herbert Wilcox, pero en realidad financiada de manera encubierta por la United Artists. Su director y su protagonista femenina eran, respectivamente, el director teatral y realizador de origen húngaro Paul Czinner y la actriz austríaca Elisabeth Bergner. Ambos se habían conocido en Viena y pronto empezaron a convivir y a colaborar profesionalmente en teatro y cine, pero se vieron forzados a huir como consecuencia del advenimiento del nazismo y recalaron finalmente en Inglaterra, donde consiguieron refugio al unísono fingiendo que estaban casados. Mi vida para ti era una adaptación cinematográfica de la obra de teatro que Elizabeth Bergner había protagonizado en los escenarios nada más llegar a Inglaterra y que, escrita por Margaret Kennedy, continuaba la saga de la familia Sanger iniciada por la misma autora en The Constant Nymph, versión teatral de su famosa novela «La ninfa constante». El film narra el enfrentamiento que se produce entre dos hermanos de caracteres dispares, Sebastian (Hugh Sinclair) y Caryl (Griffith Jones), cuando uno de ellos se enamora obsesivamente de una mujer, Fenella (Penelope Dudley Ward); sin embargo, el personaje central es Gemma Jones (Elizabeth Bergner), la excéntrica y vitalista esposa de Sebastian6. Mi vida para ti supuso para Lean el principio de una provechosa colaboración con Czinner, que se prolongaría a otros dos títulos. De Mi vida para ti extrajo valiosas lecciones sobre el montaje de las escenas en paisajes naturales (la película tiene secuencias rodadas en los Alpes Dolomitas) y el uso de la música (Czinner era amigo de Richard Strauss, otro de los ídolos de juventud de Lean, y exigió a la productora la colaboración del músico William Walton para componer la partitura del film a cambio de un salario de 300 libras, cifra astronómica para la época). También le causaron una grata impresión las dotes interpretativas de la Bergner y la labor tras la cámara del prestigioso operador francés Georges Perinal.

«Como gustéis» (1936), adaptación de la obra de Shakespeare también a cargo de Paul Czinner.
«Labios soñadores» (1937), tercera colaboración de Lean con el dúo Bergner-Czinner
Tras elaborar el montaje del relato de espionaje El sobre lacrado (The Crouching Beast, 1935), de Victor Hanbury, a partir de una novela de Valentine Williams, y protagonizada por Fritz Kortner y Wynne Gibson, sería por esa época cuando Lean empezaría a considerar seriamente la posibilidad de convertirse en director de cine. Su vida particular empezaba a experimentar una serie de delicados vaivenes: acababa de tener una aventura extramatrimonial con Jo Kirby, la cual poco después se casaría con el guionista Eric Clay, y vivía otra con Lu-Anne Meredith, la actriz protagonista de una película de Victor Hanbury titulada Ball at the Savoy (1936) a la que había conocido mientras trabajaba en el montaje de este mismo film. Poco después, Lean iniciaba los trámites para divorciarse de Isabel. Pero, a nivel profesional, el prestigio de Lean iba en aumento, sobre todo gracias a sus dos nuevas colaboraciones con Czinner, Como gustéis (As You Like It, 1936) y Labios soñadores (Dreaming Lips, 1937). La primera es, como su mismo título indica, una adaptación de la obra de William Shakespeare y goza de una considerable reputación. Protagonizada por Elizabeth Bergner, secundada en esta ocasión por Laurence Olivier, cuenta con un guión del novelista James M. Barrie –el célebre creador literario de Peter Pan–, escrito en colaboración con Peter Cullen. Harold Rosson y Jack Cardiff firmaron la fotografía. La segunda es un melodrama que Czinner realizó junto con el director de fotografía Lee Garmes –quien, no obstante, no se ocupó de la iluminación de este film, la cual corrió a cargo de Roy Clark–, y narra la historia de una mujer (Elizabeth Bergner), casada con un director de orquesta inválido (Romney Brent), que tiene un romance con un famoso concertista de violín (Raymond Massey). El argumento está basado en una obra de teatro de Henri Bernstein titulada, a tono con la trama, «Mélo»; la misma pieza teatral serviría de base para la interesante película homónima de Alain Resnais de 1986.
Mientras estaba montando esta última, Lean conoció a la actriz de 22 años Kay Walsh, con la que viviría a partir de ese momento y cuya relación con ella legalizaría el 23 de noviembre de 1940, convirtiéndola en su segunda esposa. Poco después de haber empezado su romance, Lean y Walsh se verían involucrados en un film de aventuras titulado The Last Adventurers (1937), otra película rodada al estilo Flaherty en escenarios naturales –el Mar del Norte y el Círculo Polar Artico– que producía Henry Passmore; Lean se ocupaba, una vez más, del montaje, y Walsh tenía en ella el principal papel femenino. La actriz, excelente intérprete y dotada de una viva inquietud hacia el cine (había llegado a filmar insertos o incluso a dirigir segundas unidades en algunas de las películas en las que había trabajado), y conocedora del interés cada vez mayor de Lean por la realización, trató de convencer a Passmore para que le encomendara, además del montaje, la dirección del film, pero el productor prefirió a Roy Kellino. En otoño del mismo año, Walsh se incorporaba al reparto de la película de George Formby I See Ice (1937), en cuya postproducción Lean no intervino para nada, pero gracias a la cual entabló amistad con su director de fotografía, Ronald Neame, futuro colaborador y socio suyo en su productora Cineguild. Anotemos, a título de curiosidad, que otra quota quickies en cuya edición participó ese mismo año fue The Wife of General Ling (1937), protagonizada por Griffith Jones, Adrienne Renn y el reputado actor ruso Valéry Inkijinoff, y dirigida nada menos que por el luego famoso realizador austro-húngaro afincado en España Ladislaus (Ladislao) Vajda, a pesar de que algunas fuentes atribuyen la dirección a un tal Raoul Walles (sic) que, salvo error del que suscribe, no ha existido nunca…
Sería entre 1937 y 1941 cuando Lean consolidaría su prestigio
como montador dentro de la industria tras acceder a la edición
de reputadas películas de Anthony Asquith y Michael Powell

Sería en los cuatro años siguientes cuando David Lean consolidaría su prestigio como montador dentro de la industria tras acceder a la edición de reputadas películas de Anthony Asquith –Pygmalion (1938), codirigida con Leslie Howard, y Coqueta hasta el fin (French Without Tears, 1939)–, y Michael Powell –Los invasores (49th Parallel, 1941) y One of Out Aircraft is Missing (1942), esta codirigida con Emeric Pressburger–, sin por ello dejar de llevar a cabo trabajos esporádicos para producciones más modestas de David MacDonal – Spies of the Air (1940)– y Mario Zampi –Spy for a Day (1940), para la cual se limitó a supervisar el montaje–, y llevaría a cabo, entre medias, su debut oficioso como director en Major Barbara (1941), acreditada a su productor, Gabriel Pascal, pero en realidad dirigida y montada de forma no acreditada por Lean (quien se ocupó de la planificación, ángulos y movimientos de cámara) y Harold French (que dirigió a los intérpretes), y al año siguiente de esta, su debut oficial codirigiendo (en realidad, prácticamente dirigiendo entera) Sangre, sudor y lágrimas. Pero, como suele decirse, esa ya es otra historia o, mejor dicho, otra historia del cine.
Tomás Fernández Valentí
1 SILVERMAN, Stephen L., «David Lean». Harry N. Abrams Publishers. Nueva York, 1989, pág. 25; y MORENO CANTERO, Ramón, “David Lean”. Ediciones Cátedra, S.A. Madrid, 1993. Colección Signo e Imagen / Cineastas n.º 13, págs. 26-27.
2 PRATLEY, Gerald. «The Cinema of David Lean». A.S. Barnes and Company / The Tantivy Press. Nueva Jersey-Londres, 1974, pág. 25.
3 Herbert Wilcox (1892-1977), productor y director inglés de ascendencia irlandesa, fue una de las figuras más importantes del cine británico entre principios de los años 20 y finales de los 50. Fundador de los famosos estudios de Elstree (1926), Wilcox realizó, sobre todo, comedias ligeras, musicales y films históricos, muchos de los cuales estaban interpretados por uno de sus descubrimientos, la actriz y bailarina Anna Neagle (1904-1986), con la que se casó en 1943. Algunas de sus películas de los años 40 tuvieron un notable éxito en Hollywood. En su filmografía como director, abundante pero poco conocida en nuestro país, destacan títulos como Bitter Sweet (1933), según la opereta de Noël Coward, London Melody (1937), Victoria the Great (1937), rodado en blanco y negro, y su secuela en Technicolor La reina Victoria (Sixty Glorious Years, 1938), Picadilly Incident (1946), Sucedió en primavera (Spring in Park Lane, 1948) y Odette (1950). Como productor, respaldó la primera película de Peter Brook, The Beggar’s Opera (1953), basada en la ópera de John Gray.
4 La misma comedia ha sido llevada al cine en siete ocasiones, la primera vez en 1914, y después de la adaptación firmada por Thornton Freeland sería objeto de otras tres versiones: una inglesa, Three on a Spree (1961), de Sidney J. Furie, con Jack Watling y Carole Lesley, y otras dos americanas: Mi novio está loco (Brewster´s Millions, 1945), de Allan Dwan, con Dennis O’Keefe, Helen Walker, June Havoc y Gail Patrick; y El gran despilfarro (Brewster´s Millions, 1985), de Walter Hill, con Richard Pryor, John Candy, Stephen Collins y Pat Hingle.
5 LOW. Rachael. «Film Making in 1930s Britain». George Allen and Unwin. London, 1985. Pag. 160.
6 En 1947 se hizo un remake norteamericano, con el mismo título, dirigido por Peter Godfrey e interpretado por Ida Lupino, aunque variando sustancialmente el argumento: aquí la trama gira en torno a una chica huérfana y poco agraciada (Lupino) que se casa con un compositor (Errol Flynn) el cual, más adelante, le es infiel con una atractiva aristócrata (Eleanor Parker) prometida en matrimonio con el hermano de la primera.