Horror y culpa
EN UN PRINCIPIO, LA PREMISA de Cuerdas puede recordar la de “Cujo”, la novela de Stephen King que contaría, en 1985, con una estupenda adaptación cinematográfica dirigida por Lewis Teague. En ambas, la súbita agresividad de un animal de compañía se convierte en el epicentro del relato. Y, de hecho, si Cuerdas posee algún aspecto cuestionable es, sin duda, la escasa muestra de originalidad a la hora de plantear este aspecto de la historia, ya que sus nexos con “Cujo” resultan excesivamente evidentes como para que puedan pasarse por alto. Empero, y por fortuna, una vez que la película ya ha sido orientada surgen sus evidentes valores y los elementos más destacables de la misma.
Cuerdas posee la gran virtud de la sencillez resultando una pieza que combina, con no poca solidez, los estratos más reconocibles del cine de terror con una certera reflexión sobre la pérdida y el sentimiento de culpa. Todo ello circunscrito, básicamente, a una única localización (el caserón donde se desarrolla la práctica totalidad de película), un solo personaje (magnífico trabajo de Paula del Río) y el perro que se convertirá, involuntariamente, en la catarsis emocional de su protagonista.
El catalán José Luis Montesinos, en su primera obra como director tras varios cortometrajes, revela unas formas más que consistentes a la hora de llevar a cabo una propuesta de estas características. Primero de nada, por la propia idiosincrasia del proyecto. Completamente alejada de modas o tendencias y, afortunadamente, también de cualquier tipo de influencia del cine de James Wan, Cuerdas juega con sus pequeños recursos aprovechándolos íntegramente en una pieza que se halla mucho más cerca de determinadas propuestas genéricas de los años setenta y ochenta (a Cujo podríamos añadir, incluso, Terror ciego, See No Evil, Richard Fleischer, 1971) que de los tópicos al uso del reciente cine de terror. De igual manera, Montesinos maneja los resortes de la historia con soltura y convicción. A pesar de los limitados elementos con los que cuenta, la película funciona perfectamente y la tensión generada no decae en ningún momento, a pesar de que varias secuencias (especialmente, en su último tercio) puedan dar la impresión de que la historia se detiene o que, incluso, se dilata. Una impresión certera pero que, contrariamente a lo que cabría suponer, añade rasgos dramáticos debido a que ello termina transmitiendo las sensaciones del personaje. La angustia que siente hacia lo que está experimentando, reflejada en una deformada percepción del tiempo.
De esta manera, Cuerdas se presenta como una obra pequeña pero rotunda. Una película muy notable que posee la suficiente fuerza de voluntad como para transitar por otros derroteros distintos a los del grueso del cine de terror actual.
Joaquín Vallet Rodrigo
España, 2020. Director: José Luis Montesinos. Productores: Arturo Méndiz y Carlos Pastor. Guión: Yako Blesa y José Luis Montesinos. Fotografía: Marc Zumbach, en color. Música: Arnau Bataller. Intérpretes: Paula del Río, Miguel Ángel Jenner, Jordi Aguilar, Ana Terrasa, Irene Terrasa, Rubén García. |