Andrew Traucki
Una tentación en la que solemos caer los aficionados al cine de género es investir de rasgos autorales cualquier obra notable, en fuga del paradigma natural de explotación que gobierna la industria. Sin embargo, los talentos detrás de tales hallazgos no relucen tanto al albor de una visión personal como al de circunstancias de producción únicas e irrepetibles. De persistir en la política de los autores, por tanto, resultaría difícil explicar casos como el del australiano Andrew Traucki, director de la fallida La jungla (The Jungle, 2013) y desaparecido de la conversación cinéfila a los pocos años de filmar El arrecife (The Reef, 2010), una de las mejores películas de terror acuático en lo que llevamos de siglo.
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