DEJANDO MUY ATRÁS LA TONTA CONTROVERSIA QUE SE planteó en el momento de su estreno, Brokeback Mountain es una brillante propuesta cinematográfica, en ocasiones incluso conmovedora, deudora de un innegable clasicismo, portadora de una mirada desencantada sobre las represiones de la «América profunda», y con una magnífica labor del conjunto de intérpretes. Está ambientada de forma creíble –sobre todo en sus descripciones de esa mezcla rural y urbana–, portadora de una historia de frustración que bordea la búsqueda del disfrute de la felicidad como seres humanos, finalmente truncada por unos condicionamientos y criterios totalmente arraigados en su entorno, y que incluso llegan a impedir a uno de sus dos protagonistas asumir hasta sus últimas consecuencias la pasión amorosa que le une a su inicial compañero de trabajo.
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