Encuentros Internacionales del mediometraje
Qué significa hoy militar en el cine? Es obvio que esta pregunta jamás será vieja ni nueva porque forma parte de un cuestionamiento constante para todas las personas que aman profundamente el cine. Militar en el cine tiene que implicar algo más que «trabajar en el medio» o «formar parte del mundillo».
Militar en el cine es defender el gesto cinematográfico por encima de otros criterios como la rentabilidad o las posibilidades de promoción social o económica.
Militar en el cine no es hacer películas, es hacer cine. Como muy bien dice Víctor Erice: «hay muchas películas que no contienen ni un minuto de cine».
Militar en el cine también es proponer programaciones tan maravillosas como la del Festival de cine de Brive, en Francia.
Dirigido por la excepcional Elsa Charbit y bien acompañada por los extraordinarios Samuel Petit, Valentin Buchens y Eva Markovits, el equipo de Brive trabaja en la línea que abrieron, entre otros, personas como Henri «La Flor», de Mariano Llinás. «D’un château l’autre», de Emmanuel Marre. Langlois en la Cinemateca francesa. La programación es también una manera de articular un discurso sobre el cine. No solo a partir de la elección de las películas que forman parte de la muestra, sino también (y sobre todo) a partir de las interacciones que brotarán entre ellas. No es lo mismo pasar una película antes o después que la otra. En Brive, cada sesión está compuesta por dos mediometrajes entre los que nacen multitud de conexiones íntimas. Más allá de abordar un tema común, lo que nos conmueve es la relación que se establece entre las imágenes y cómo ese diálogo revela nuevos significados. La programación de un festival también es una manera de hacer cine. Dibujar diálogos entre películas también es militar en el cine.
El cine también consiste en crear imágenes que no sean solo el mero soporte para la narración de un relato. El cine es un lenguaje y la mayor parte de las películas presentes en la competición de Brive así lo atestiguan. Especialmente relevante en este sentido es D’un château l’autre, de Emmanuel Marre, Gran Premio del Jurado en esta edición. Marre filma una relación encerrada en mil miradas y en mil ausencias: su madre vive con un joven estudiante en la casa familiar, pero su estado de salud empeora y la familia se plantea trasladarla a una residencia. El sonido de trasfondo es de la segunda vuelta de las Elecciones Presidenciales francesas en 2017, en las que se enfrentaban Emmanuel Macron y Marine Le Pen. Lo que descubre Marre en su observación es indescriptible en palabras, solo el cine puede capturar ese intercambio de miradas de desolación en el tiempo. Frente a la película de Emmanuel Marre, es especialmente conmovedor ver al Godard de Film Socialisme( 2010) en el documental dirigido por su sobrino Paul Grivas, Film Catastrophe. Grivas establece una analogía entre el rodaje de la película de su tío y el naufragio del Costa Concordia.
El cine español haría bien en tomar en cuenta este festival, un canto de amor al cine.
Miquel Escudero Diéguez