El fallecimiento de Larry Cohen el pasado 23 de marzo a los 82 años de edad parece haber significado el punto culminante de una reivindicación que se ha llevado a cabo a lo largo de los últimos años, situando al cineasta en una posición de privilegio dentro del cine de terror. Independientemente de que dicha posición pueda o no compartirse, es evidente la habilidad de Larry Cohen para realizar un conjunto de películas de escasas pretensiones y muy sencillos resultados pero a las que el paso del tiempo ha beneficiado a través de la proliferación de grupos de admiradores.
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