Karl Hartl (1934)
El escueto discurso político del film es realmente lo de menos en esta historia fantacientífica o de ciencia ficción realista. Evidentemente, el trasunto ideológico resulta claro, pero no tiene el sentido de la vehemencia y de la agresión de otras producciones bajo la égida nacionalsocialista. Hay un científico alemán de mentalidad casi humanista, cierto, de nombre Werner Holk, y un magnate británico del acero llamado Wilson que quiere lucrarse con la conversión del plomo en oro y disparar la cotización en el mercado, cierto también. Por lo tanto, la Alemania nazi se enfrenta a la concepción del capitalismo, pero ni Wilson representa el sistema capitalista en toda su dimensión ni tampoco el hecho de que sea el villano de la función convierte a Gran Bretaña en la enemiga a batir.
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