Mikhail Kalatozov (1964)
DE LA MISMA MANERA QUE resulta imposible hablar de Sed de mal (Touch of Evil, 1958, Orson Welles) o de Psicosis (Psycho, 1960, Alfred Hitchcock) sin mencionar el plano-secuencia de la primera o la secuencia de la ducha de la segunda, hay otro tipo de películas que de entrada requieren, obligatoriamente, una necesaria introducción de índole histórica. Soy Cuba (1964) es una de ellas.
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