A pesar de que Marco Bellocchio (Bobbio, 1939) se definiera en una pasada edición del Festival de Cine Italiano de Madrid de «anarquista que ha luchado siempre contra el poder y ha rechazado la violencia», debe más bien su bien labrada reputación a su afán por ser cronista de la psique humana. Toda su obra, muy ideológica en sus orígenes, está encaminada a comprender a su prójimo. Esta pretensión aflora en la entrevista que sostiene con «Dirigido por…» a propósito del estreno de su última película Felices sueños (Fai bei sogni).
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