STAR TREK: MÁS ALLÁ

en Análisis/Críticas por

Episodio tres, o una nueva entrada en el cuaderno de bitácora

LA NUEVA SAGA CINEMATOGRÁFICA DE STAR TREK funciona al estilo de una serie televisiva: J. J. Abrams, su productor, dirigió personalmente las dos primera entregas y ahora ya delega en otro realizador y diseña el tercer film como un episodio cerrado en sí mismo, con su presentación –ligada a la anterior película, al anterior capítulo, por supuesto–, nudo y desenlace; unas notas más en el cuaderno de bitácora del Enterprise. La mezcla entre televisión y cine no solo afecta al trasvase casi permanente de directores, actores, escritores y técnicos de un medio a otro, ni a la puesta en escena cinematográfica de tantas series recientes o la utilización de recursos de escritura que agrietan la linealidad del tiempo narrativo, sino que es notoria y evidente también en la propia estructuración de las películas que forman parte de una globalidad. Los límites entre lenguajes ya no solo se diluyen; la mezcla está por la labor de dinamitar las diferencias.

Star Trek: Más allá carece deliberadamente del poso más dramático de los dos anteriores films, salvo algún momento de recuerdo melancólico por un pasado imposible, sea por parte de Kirk o de Spock. En este sentido, la elección de Justin Lin está en total consonancia con las intenciones del producto, en el que apenas hay tiempo ni pausa para secuencias más distendidas. Lin es director de varias entregas de Fast & Furious, y de ahí posiblemente su elección, pero también de trabajos más estilizados como los dos primeros episodios (los que marcan la pauta, de nuevo) de la segunda temporada de True Detective. Los apuntes cómicos vienen dados por el doble cometido de Simon Pegg como actor (responsable del departamento de ingeniería de la nave Enterprise, Scotty) y como guionista. De hecho, el comediante británico se ha convertido en uno de los hombres de confianza de Abrams para aportar distensión a sus sagas cinematográficas, ya que interpreta papeles similares tanto en los films de Star Trek como en los tres últimos de Misión: imposible y en la nueva franquicia de Star Wars. También participa, aunque sin acreditar, uno de los escritores de confianza de Abrams, el también productor Robert Orci, de modo que todos los elementos que configuran su universo audiovisual están presentes y controlados.

Esa severidad casi trágica que le gusta tanto a Abrams, y que impone en sus dramas, relatos de espionaje o de ciencia ficción a través del tiempo, aparece al inicio del film: Kirk opina que «cuando más lejos vamos, más me pregunto qué pretendemos conseguir», pero tan filosófica reflexión sobre las misiones del Enterprise, las andanzas del resto de la flota estelar y la política de la Federación no es más que un espejismo. A continuación, Kirk y compañía viajan hasta una nebulosa desde la que se ha enviado una señal de socorro por parte de una nave siniestrada de otra especie, y se enfrentan al terrible Krall, otro más de los villanos apocalípticos generados por el propio sistema, como el Khan de Star Trek: En la oscuridad (2013). Hay un dilema, doble, pero no tiene la suficiente consistencia para arrastrar la película hasta la ecuación drama-acción-ciencia ficción. Kirk y Spock quieren dejar la flota estelar por distintas razones, pero aún no se lo han comunicado el uno al otro. Kirk desea que Spock le substituya al mando del Enterprise, y así se lo hace saber a su superiora. Spock, por su parte, no encuentra el momento adecuado para decirle que deja la flota porque prefiere dedicarse a los de su especie, los vulcano; Spock cree que Kirk no sabría qué hacer sin él. Al final, las cosas en su sitio, por supuesto, aunque con un toque emotivo para los fans: las notas de la célebre sintonía meramente sugeridas mientras Kirk contempla una foto de ajados colores en la que posan, sonrientes, todos los miembros de la tripulación original de la teleserie de los sesenta.

Sin tiempo para muchas dudas más, Kirk –menos insolente y chulesco que en la primera película–, Spock –también menos solemne–, Uhura, McCoy, Scotty, Sulu y Chekov, más algún otro improvisado compañero de viaje como la guerrera albina Jaylah, se las verán con Krall, las curvaturas espaciales, camuflajes holográficos, interferencias geológicas, anomalías cósmicas, bio-armas, coordenadas ciberpáticas y señales disruptivas, entre otros elementos que forman parte del ecosistema de la serie como la teletransportación, que no puede faltar, o la visualización de las terribles armas exteriores como si se tratara de animales o insectos: a la nave con forma de calamar gigante del romuliano de Star Trek (2009) se unen ahora los millares de artilugios oscuros y afilados de Krall como si fueran un enjambre. Justin Lin aporta muy buenas ideas visuales, como el rostro de Kirk reflejándose en un cristal mientras observa cómo su nave sin control se abalanza al abismo, o todo lo que tiene que ver con Jaylah, la guerrera que puede multiplicarse por tres cuando es necesario y escucha la «vieja» música del siglo XX almacenada en el ordenador de una antigua nave terrícola que le sirve de hogar. Para divertirse, «Fight the Power» de Public Enemy. Cuando la música es utilizada para desordenar la inteligencia artificial del enjambre de Krall, selecciona «Sabotage» de los Beastie Boys; el doctor McCoy y el Vulcano Spock ponen la misma cara de desconcierto que el villano Krall ante las canciones de otro tiempo, el nuestro, que nunca podrán comprender.

Quim Casas

USA-Hong Kong, 2016. T.O.: «Star Trek Beyond». Director: Justin Lin. Productores: J.J. Abrams, Roberto Orci y Bryan Burk. Producción: Bad Robot, Perfect Storm Entertainment, Skydance Productiona, Sneaky Shark, Alibaba Pictures Group para Paramount Pictures. Guión: Simon Pegg y Doug Jung, con Roberto Orci, Patrick McKay y John D. Payne [no acreditados], según los personajes de Gene Roddenberry. Fotografía: Stephen F. Windon, en color. Diseño de producción: Thomas E. Sanders. Música: Michael Giacchino. Montaje: Kelly Matsumoto, Steven Sprung, Greg D’Auria y Dylan Highsmith. Duración: 122 minutos. Intérpretes: Chris Pine (Capitán James T. Kirk), Simon Pegg (Montgomery Scott), Karl Urban (Dr. Bones McCoy), Zoe Saldana (Teniente Uhura), Anton Yelchin (Chekov), Zachary Quinto (Comandante Spock), Sofia Boutella (Jaylah), John Cho (Sulu), Idris Elba (Krall), Lydia Wilson (Kalara).