PETER Y EL DRAGÓN

en Análisis/Críticas por

Un cuento americano

A SU PARTICULAR MANERA, DAVID LOWERY REPRESENTA el perfecto cuento de hadas de la nueva industria de Hollywood. Criado en el verdadero cine independiente americano, trabajando en la intendencia de otros compañeros de generación –fue montador de diversos cortometrajes y películas entre las que destaca Upstream Color (id, Shane Carruth, 2013)–, fue abrazado por el Festival de Sundance cuando se unió junto a los rostros de Rooney Mara y Casey Affleck en En un lugar sin ley (Ain´t them Bodies Saints, David Lowery, 2013) para dar el salto al mainstream, en la compañía de entretenimiento más grande del planeta, Disney. Si el negocio del cine fuese una empresa piramidal, su nombre y su carrera serían un ejemplo perfecto sobre cómo los sueños se cumplen y la imagen perfecta para la propaganda de un sistema que funciona, la del trasvase de talentos del indie al cine de masas o un mainstream de autor, si así se prefiere catalogarlo.

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